Cuando leo el titular Consternación en el Tribunal Constitucional con el "rodillo sectario" de Conde-Pumpido puedo sentir muchas cosas, pero en ningún caso sorpresa. Y no por la constenación, sino por el rodillo sectario. Vamos por partes.
Cuando el partido de los de la
mano y el capullo ha detentado el poder, siempre lo ha hecho de modo
avasallador, nunca democrático. Y la prueba la tenemos en ese luminoso
periodo, como lo definió el psicópata de La Moncloa, que fue la segunda
república española.
Desde su proclamación, ilegal e
ilegítima, hasta su final, devorada casi más por sus propios demonios que por
las fuerzas que tenía enfrente, la izquierda española, y singularmente el
partido fundado por Paulino Iglesias, se dedicó a acaparar todo el poder
posible, excluyendo a todos los que no pensaran como ellos. Hicieron una
constitución de media España contra la otra media, lucharon para que las
mujeres no pudieran ejercer el sufragio activo (sí, monina, porque pensaban que
las mujeres estaban sometidas a los curas y así, claro, no iban a votar en la
vida a la izquierda) y cuando perdieron democráticamente el poder primero se
negaron a que el partido más votado presidiera el consejo de ministros, y luego
montaron una insurrección violenta que debía llevar a la revolución y a la
guerra, para así acabar de una vez por todas con sus enemigos.
Medio siglo después, nada había
cambiado. Usaron la mayoría más absoluta que ha conocido el parlamentarismo
español para que a España no la reconociera ni la madre que la parió, y de
aquellos polvos vienen lodos como el nombramiento de los miembros del consejo
general del poder judicial.
Y ahora tenemos presidiendo el
Tribunal Constitucional -un órgano que prostituyeron casi desde su nacimiento,
forzando a declarar constitucional una decisión del gobierno que, aunque quizá
necesaria, era palmariamente inconstitucional- a un fiscal que defendió, en las
relaciones del Estado con el terrorismo, la necesidad de que las togas se
mancharan con el barro del camino.
Con independencia de su hipotética categoría como jurista -en la que no entro ni salgo, porque ni la conozco ni me importa un ardite-, ¿qué esperaban que ocurriera?
P.D.: La imagen de hoy está generada con Dall-E. Cuando no logre encontrar las imágenes que busco, recurriré a esta página. Además, así no habrá problemas de derechos de propiedad intelectual que, por otra parte, nunca me han preocupado demasiado...
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