La Unión Europea nació como una asociación meramente económica. Con el tiempo ha devenido en un aparato burocrático que pretende controlar también la política de los países miembros.
Y así, establece disposiciones
que ya no es que sean contraproducentes -por muy bien que pinten sobre el
papel-, sino que son directamente ineficaces. Es el caso del reciclaje de
plásticos, biorresiduos o textiles, que no funciona pero que ha llenado de
obligaciones a todo hijo de vecino… y también a todo vecino.
Por lo menos, lo reconocen. Que pidan disculpas es otro tema...
No hay comentarios:
Publicar un comentario