La mayor parte de los revolucionarios de izquierdas han sido gente adinerada o, al menos, acomodada; o, como en el caso del padre de todo el sarao, mantenidos por gente con posibles.
Esos lideres defienden el
reparto o la abolición de la riqueza. Pero de la riqueza de los demás, no de la
propia, porque ellos se dedican a amasar cuanto más dinero, mejor. Y si logran
vivir hasta una edad avanzada, sus sandeces suben de nivel.
Es el caso del izquierdista
estadounidense Bernie Sanders, el eterno aspirante a candidato demócrata en las
elecciones presidenciales. Durante las primarias sirve para animar el cotarro,
pero cuando llega el momento de la verdad siempre cae ante un candidato con más
posibilidades, sea Bobama, Hillary Clinton o el pedófilo senil.
La última propuesta del individuo
se centra en defender acabar con los millonarios, y pedir la creación de unos Estados
Socialistas de América.
Lo peor es que, como la estupidez humana no conoce límites, quizá lo consiga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario