martes, 25 de febrero de 2025

Que decrezca él

Los apóstoles de la llamada agenda 2.030 y sus adláteres pueden caer en una de estas dos categorías: o son malvados, y no se creen lo que predican; o son estúpidos, y sí se lo creen.

Tenemos el caso de un científico español que propone un futuro decrecentista como solución única ante un planeta que se agota y un capitalismo enfermo. Este sujeto -según Wikipedia, licenciado en Física y Matemáticas y doctor en Física Teórica por la Universidad Autónoma de Madrid, que trabaja como investigador científico en el Instituto de Ciencias del Mar del CSIC- avisa de que ya hemos pasado ese punto de no retorno a partir del cual la producción de todo lo que hemos dado en llamar petróleo va a ir decreciendo con el tiempo (¿cuándo lo pasamos?, me pregunto yo) y lo mismo ocurre con el carbón, el gas y el uranio: una situación que aboca a una crisis energética que se sumará, avisa, a la crisis climática, la crisis ambiental causada por un sistema económico enfermo, patológico (debe referirse a la China Comunista, el mayor contaminante del mundo) y una crisis social, mientras insiste en que el capitalismo es un sistema económico y social indisociablemente insostenible (¿lo qué?).

¿Y cuáles son sus soluciones? Cosas como la propiedad compartida de lavadoras, neveras y cocinas; el uso de bicilavadoras; la pesca a vela; la desaparición de la minería; el fin de la hipermovilidad actual; el adió a la ganadería y agricultura industriales; y la electrónica sostenible.

Supongo que, en un alarde de coherencia, haya plasmado sus ideas con cincel y piedra, porque lo que este hombre propone es poco menos que la vuelta al neolítico.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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