A la izquierda española nunca le ha preocupado mentir o, por decirlo de otra manera, contrastar antes de abrir la boca si lo que dicen es cierto. Luego, si se demuestra que mintieron, o que se encontraban en un error, ya rectificarán… o no (lo segundo suele ser lo más frecuente).
En Febrero de 2.024, el alcalde de Madrid,
José Luis Martínez Almeida (al que algunos apodan Carmeida, por lo
difícil que resulta diferenciar sus políticas de las de su predecesora, doña
Rojelia) promovió un mascletá, no recuerdo con qué pretexto. El espectáculo
pirotécnico sí que sirvió a un concejal neoneocom para publicar en
Twitter una foto de un pato muerto, presuntamente por estrés causado por el
estruendo de los petardos al estallar.
Luego se demostró que la palmípeda ya estaba
difunta cuando los ruidos comenzaron, pero no se sabe que el arrojado defensor
de anátidas rectificara o pidiera disculpas. Y ahora, el Pitecanthropus pucelensis
le ha nombrado presidente de RENFE, donde pasará a cobrar un sueldo de seis cifras
largas.
¿Irán también contra él aquellos que preconizan una mayor carga impositiva a las rentas altas? No lo creo…
No hay comentarios:
Publicar un comentario