Suele decirse, no sin razón, que la Justicia en España es lenta. Probablemente sea cierto, y en algunos casos tal dilación cause un mal irreparable, porque la justicia demorada no es justicia.
Pero hay otras ocasiones en que conviene ir
despacio, con pies de plomo, porque los investigados aúnan control de los
resortes de poder y ausencia de escrúpulos, y aprovecharán cualquier resquicio,
cualquier descuido, para escabullirse y contraatacar.
Por eso es una buena noticia que la Unidad
contra el Crimen Organizado de la Guardia Civil esté preparando tres informes
distintos tras desencriptar el móvil de Aldama incautado en las investigaciones
de la trama hidrocarburos. Víctor de Aldama, ese hombre al que nadie
conocía y con el que nadie habló, pero que estaba en todas partes y con todos
conversaba.
Mejor por triplicado, desde luego.
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