El psicópata de la Moncloa ha concitado tal nivel de animadversión que le resulta imposible poner un pie en la calle sin que la ciudadanía le cante las cuarenta en bastos.
Da lo mismo el acto, los cordones de
seguridad o incluso si se encuentra acompañando a Su Majestad el Rey don Felipe
VI, a quien Dios guarde muchos años: le llaman de todo menos bonito.
Ahora, las cosas han alcanzado un nivel
todavía mayor: ya no hace falta siquiera que Sin Vocales se encuentre
presente o en las cercanías. Hace tres semanas, en un evento (vaya palabreja)
de lucha organizado por un youtuber en Badalona, miles de personas corearon al
unísono Pedro Sánchez, hijo de puta.
Pobre señora Pérez-Castejón, puesta como hoja de perejil por culpa de su primogénito.
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