lunes, 3 de febrero de 2025

Tarde y mal

La izquierda española -o sus políticos- ha sufrido en el último medio siglo un proceso de erosión intelectual que hace que cualquier personaje de un chiste de Lepe parezca, a su lado, toda una eminencia en cualquier rama del saber, una especie de polímata del Renacimiento.

Nada extraño tiene tal situación, puesto que los izquierdistas de hace cincuenta años se habían formado en el sistema educativo del franquismo -que sería lo que fuera, pero que educaba-, mientras que los actuales se han (de) formado en el caos educativo de las sucesivas leyes sobre la materia que ha excretado la izquierda.

Así las cosas, o se atribuyen méritos que son de otros, o pretenden descubrir la rueda, o pintan una realidad que no se corresponde ni con la que vivieron sus abuelos, o -lisa y llanamente- defienden medidas que son innecesarias por superadas.

Es el caso de la tucán de Fene, embarcada en la reducción de la jornada laboral y el aumento del salario mínimo interprofesional, medidas ambas en las que tiene el apoyo incondicional de los dos sindicatos apesebrados.

La penúltima ha sido decir que es vital reducir la jornada semanal a treinta y siete horas y media. Muy bonito, muy justo un avance sólo comparable a la abolición de la esclavitud… si no fuera porque en España la jornada semanal media es de treinta y una horas y doce minutos.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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