El partido de la mano y el capullo nunca ha tenido demasiados escrúpulos morales a la hora de alcanzar o detentar el poder. De hecho, ya lo proclamó su fundador en su estreno parlamentario, cuando vino a decir que harían lo que fuera necesario para alcanzar sus objetivos.
Lo que pasa es que antes tenían una cierta formación
y disimulaban un poco, o no se les veía tanto el plumero. Ahora, ayunos de bagaje
intelectual pero sobrados de prepotencia, apenas se molestan en camuflar sus
espurios propósitos con palabrería vacía.
Y es que la reforma del acceso a la carrera judicial
que pretende aprobar el desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de
padecer no sólo busca trufar de jueces afines los tribunales. Es que esos
jueces politizados alterarán las salas que asignan casos.
Casos en los que saben que se verán envueltos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario