Las cosas van tan deprisa que empiezo a hablar de tema cuando el tema ya ha dejado de ser tema.
En las nominaciones a los premios de la
academia estadounidense de cinematografía, la película Emilia Pérez
obtuvo trece candidaturas… algo bastante curioso, teniendo en cuenta que muchos
críticos la habían puesto a parir. Pero vale, sobre gustos hay mucho escrito
aunque nadie se lo ha leído.
La historia va de un narcotraficante mejicano
que transiciona a mujer. Y ha sido interpretado por un actor español,
nacido varón que no sé si ha transicionado o no, pero que se viste de mujer, se
maquilla como una mujer, se hace llamar por un nombre de mujer… y convive (en
pareja, se entiende) con una mujer.
Es como el chiste aquel del hombre que llega
a su casa y le dice a su esposa que tiene dos noticias, una mala y otra buena. La
mujer le dice que le diga primero la mala, y el hombre dice que se siente
mujer. La esposa le pregunta entonces por la buena, y el hombre le dice que es
que se siente lesbiana.
Vuelvo al tema. Toda la zahúrda giliprogre
salió en manada a proclamar el gran avance que suponía el asunto. Tan arriba se
vino la cosa que el propio protagonista le dijo al psicópata de la Moncloa que
su nominación alivia la maldad en este mundo.
Poco suponía nadie lo que pasaría poco después… (continuará).
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