Hace cien años, Argentina era una de las economías más pujantes del mundo. Pero, tras la Segunda Guerra Mundial, llegó al poder el peronismo -esto es, el populismo y, para remate, de izquierdas-, y la consecuencia fue que, como se afirmaba sarcásticamente, uno haría el negocio de su vida comprando un argentino por lo que realmente valía y vendiéndolo por lo que decía que valía.
Esto, unido a un afán de latrocinio como se
ha visto pocas veces, hicieron que la inflación y las frecuentes devaluaciones hundieran
la economía del país hasta límites inconcebibles. Ha tenido que llegar otro
populista -al menos, en sus modos propagandísticos-, pero de derechas, para
empezar a poner un poco de orden.
Y claro, si eliminas fraudes como el de cientos de fallecidos cobrando pensiones, no es extraño que la economía mejore en tiempo récord.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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