Los
secesionistas catalanes están tan acostumbrados a que de los Pirineos para
abajo nadie les tosa, y a que hasta les rían las gracias, que se deben haber
creído que todo el monte es orégano. Hasta que se han pasado de la raya.
¿Que
san José era catalán? A los vascos, por ejemplo, no les importa, porque de
todos es sabido que el idioma que hablaban nuestros primeros padres fue el
vascuence (eso sí, no aclaran si alguno de las siete variedades regionales o
si, en un ejercicio de presciencia, Adán requebraba a Eva en batúa). ¿Santa Teresa
de Jesús, Miguel de Cervantes, Erasmo de Rotterdam, herna´n Cortés, Leonardo da
Vinci, todos ellos catalanes? Tonterías de los catalanes, piensan en Madrid,
que vamos a consentir porque, al fin y al cabo, necesitamos su votos.
¿España nos roba? Venga p’allá otra carretada de millones, a ver si así se
quedan tranquilos unos añitos más.
Pero
hete aquí que, quizá, hayan por fin mordido un hueso demasiado duro de roer. Porque
ahora uno de estos paniaguados a la que el consejo regional de gobierno riega
con dinero público (es decir, de todos los españoles) para que suelten pamemas
como las antedichas ha descubierto la identidad del misterioso autor verdadero
de la producción del bardo de Stratford-upon-Avon.
Y
ha resultado ser, ni más ni menos, que… Miguel de Cervantes, de donde resulta
que el autor de Othello, Macbeth, Romeo y Julieta y tantas
y tantas obras era, en efecto, catalán. Algo que, naturalmente, no les ha
gustado ni un poco a los británicos, que a estas alturas se dan cuenta de cómo
las gastan en esa esquinita de España. Ciertas subvenciones, quiero
decir.
Lo
que estos sesudos histéricos (perdón, quería decir historiarodes) no acaban de
aclarar es si el río cerca del que nació el famoso autor era el Abella o el Ebro.
Por la similitud fonética, digo…
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