Los
gobiernos de izquierdas -o los que siguen políticas de izquierdas, lo que no
siempre coincide, y si no véase el caso del marianato- se caracterizan,
entre otras cosas, por un exceso de regulación y por una gran afición al clientelismo
(la generación de paniaguados o el fomento del voto agradecido, por
otras palabras).
Es
el caso de las medidas aprobadas a finales de Febrero por el gobierno socialcomunista.
Por un lado, decidieron limitar las promociones comerciales en las tiendas de alimentación. Con la excusa de favorecer a los agricultores -a ver si así
dejaban de protestar en las calles y carreteras de España, debieron de pensar-,
pero con el resultado de que el consumidor se iba a tener que rascar el
bolsillo para hacer la compra. Consumidor final que, ahora que lo pienso según
escribo, también incluye al agricultor, que no vive del aire, precisamente.
Pero,
por otro lado, aprobaron reducir de treinta y cinco a veinte el número de
peonadas exigidas en Andalucía y Extremadura -para ver si así rascan votos,
supongo- para cobrar el subisdio por desempleo: trabajas un mes y te rascas la
barriga los otros once.
A
poco que el gobierno de centro derecha funcione, esperemos que ni eso les sirva.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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