Los
apologetas de lo políticamente correctos son, sobre todo, dos cosas: hipócritas
y estúpidos. Lo primero, porque no suelen aplicarse a sí mismos los baremos que
pretenden imponer a los demás… lo cual viene a demostrar que, en general, esa gente
es de izquierdas.
Lo
segundo, porque suelen aplicar a sucesos del pasado criterios del presente. Son
los que pretendían una edición políticamente correcta de Huckleberry Finn
en la que no apareciera la palabra nigger, que hoy es considerada
insultante… pero que hace ciento cincuenta años era un término perfectamente
normal para referirse a los negros.
Son
también los que retiran un cuadro del siglo XIX porque recuerda a un crimen machista. Vamos a pasar por alto que, para los progres, cada vez que un
hombre causa algún daño a una mujer es por machismo y no por cualquier otra
razón, y centrémonos en el cuadro. Se trata de una obra que representa la
llamada leyenda de los comendadores de Córdoba, según la cual Fernando
Alfonso de Córdoba asesinó a su esposa, Beatriz de Hinestrosa, y a Jorge de
Córdoba y Solier, comendador de Cabeza del Buey en la Orden de Calatrava, que
la había seducido, y también a varios criados y familiares suyos por haberle
ocultado que su esposa le traicionaba.
Es
decir, que sólo cometió un crimen machista por matar a su mujer (el que le estuviera
poniendo los cuernos debe ser un detalle menor). Probablemente, para esta gente
tan progre, lo que debería haber hecho el buen Fernando era montar
guardia a la puerta de la alcoba, para que nadie molestara a Beatriz y Jorge en
sus efusiones amatorias.
Acabáramos.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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