Un
político, no digamos ya si es de izquierdas y encima es español, es alguien que
se caracteriza, sobre todo, por decir a los demás lo que tienen que hacer,
mientras él hace exactamente, no ya una cosa distinta, sino algo diametralmente
opuesto.
En
el caso del COVID-19, el dúo Picapiedra se ha hartado de recomendar el
confinamiento, la cuarentena y el aislamiento, para los enfermos y para los de
su entorno más próximo. Sin embargo, tanto uno como otro -Junior en su
casa (salvo que los rumores de los cuernos que le empezarían a aparecer a la calientacamas
tuvieran base real, porque entonces los marqueses de Villa Tinaja ya no harían vida
marítima), Sin vocales en su residencia oficial (con más gente aún),
y ambos en el entorno laboral (Pixidixit)- se han saltado una y otra vez
la cuarentena.
Como
siempre hay quien lo justifica, ese experto que la víspera de la manifa
feminazi no veía motivo para decirle a un hijo suyo que no fuera ha estado
al quite y ha señalado que la visita de Pdr Snchz a una fábrica de respiradores
estaba justificada porque era un servicio esencial. Será porque citar a
Orwell (todos somos iguales, pero algunos son más iguales que otros)
quedaría un poco fuerte.
Para
echar más leña (o gasolina, o dinamita) al fuego, y tras decir el Gobierno (ahora,
no hace un mes, ni dos) que las mascarillas serán necesarias para salir a la calle, Dctr Frdz demostró que en él todo es postureo. Porque llevaba
guantes, y mascarilla, pero esta última la llevaba mal, la manejaba mal y, en
una palabra, la usaba mal. Lo cual demuestra que, o bien no sabía cómo usar
correctamente esos medios de protección, o lo sabía y se le daba una higa.
Vamos,
es como zETAp, cuando le preguntaron en inglés algo como que qué tal había ido una
reunión, y respondió Yes.
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