En
realidad, no es que la noticia que comento tenga mucho que ver con el sedicente
y sedicioso proceso, ni tampoco con el proceso judicial a los
responsables del mismo. O quizá sí.
El
charnego futbolista, ese que primero dice que en Qatar hay más libertad que en
España y luego que bueno, que quizá no, pero que la gente es más feliz y está
más contenta, ahora reconoce que España le ha dado mucho, pero (siempre hay un pero)
que es una injusticia que la gente no pudiera votar en un referéndum legal.
Como
Hernández no es que sea un individuo de muchas luces, y de lo poco que sabe es
de fútbol -y de esto, tampoco demasiado, porque al modo de lo que ocurre en Mis
dobles, mi mujer y yo, en cada iteración de la copia el producto sale más defectuoso
que aquel del que se copia: Guardiola es una mala copia de Johann Cruyff, y el
charnego es una mala copia del calvo melifluo-, voy a hacer el esfuerzo de explicarle
las cosas. Metafóricamente, claro, porque es más que dudoso que lea estas
líneas, o que lo haga alguien que pueda transmitírselas.
Vamos
a ver, Javierito: que la gente pueda o no pueda votar en un referéndum legal no
es ni deja de ser justo o injusto. Es, simplemente, lo que hay. Cuando a uno no
le gusta una norma, tiene dos opciones: o la obedece, pero intenta cambiarla
por los cauces legalmente establecidos, o se la salta. Y esto último es lo que
hicieron Cocomocho, el bleferóptico con sobrepeso, los Clicks Unidos
de Playmobil y demás compañeros mártires. Es decir, que cometieron un
delito. Y si no eres capaz de verlo, es que estás más cerca de ellos y de su
manera de pensar que de la de la gente de bien.
Algo
sobre lo que, la verdad sea dicha, no es que tuviera ninguna duda.
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