Por
mucho que engolen la voz y suavicen las formas, los políticos neocom son
lo que han sido y siempre serán: una panda de rufianes (y que me perdonen los
rufianes, así como los saduceos sediciosos), sin decencia, educación ni
argumentos. Y en cuanto las cosas les van un poco mal dadas, lo demuestran.
Tal
ocurrió en la sesión parlamentaria en la que se planteó en el Congreso de los
Diputados el tema de los abusos a menores en los centros de acogida. Acorralado
por las preguntas de la oposición, regresó el matón que siempre ha sido, el que
disfrutaba pegando puñetazos a gente de una clase social muy inferior a
la suya, y acusó a la derecha de descojonarse.
Sin
embargo, la oposición forzó la votación de una comisión de investigación sobre
el tema, y ahí la izmierda quedó retratada, al rechazar suciolistos
y neocom la constitución de la misma. Mucho peor fue la respuesta de la
consejera regional balear del ramo, que rechazó dimitir porque la explotación sexual de menores ocurre en toda España.
Lo
cual es tanto como reconocer que, efectivamente, se les explotaba... y que ella lo considera de lo más normal, por añadidura.
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