Hablando
de figuras públicas, no de conocidos personales, hay pocos socialistas -poca
gente de izquierdas, realmente- a las que considere respetables. A todos ellos
-salvo, quizá, al recientemente fallecido Enrique Múgica- les puedo encontrar
un pero, sea Paco Vázquez, Julio Anguita, Nicolás Redondo Urbieta o su
hijo, Nicolás Redondo Terreros.
De
este último precisamente parte esta entrada. Hace mes y medio dijo que el PSOE no está muerto, y si lo estuviera debiera renacer. Comprendo la
querencia ideológica de Redondo hijo, pero si el PSOE no está muerto, habría
que matarlo; y si lo estuviera, habría que enterrarlo, bien profundamente, y
olvidarnos de dónde está su tumba.
Por
el bien de España y de los españoles.
No hay comentarios:
Publicar un comentario