Cuando
se llegó finalmente al acuerdo entre socialistas y comunistas para formar gobierno
en España -me voy a poner demagógico y diré que la última vez que ocurrió
semejante cosa acabamos en una guerra civil-, a Sin vocales se le llenó
la boca diciendo que el Gobierno hablaría con una sola voz. Los hechos
han demostrado que eso no es cierto, porque los comunistas van por su lado y
dicen lo que les place.
Lo
peor es que la disonancia no se produce solamente entre ambas ramas del gabinete,
sino que incluso ministros de la misma cuerda -y de la cuerda socialista, que
algo más de experiencia de gobierno tiene- se contradicen públicamente. Es el
caso del titular de transportes -de mercancías, de personas… hasta de gerifaltes
de narcodictaduras-, que le lleva la contraria a la de economía (o se la salta,
directamente), y promete regular el precio de los alquileres.
Porque
el que los comunistas culpasen a Justicia de retrasar la sedicente ley de libertad
sexual (visto el bodrio jurídico que salió, mejor habría sido que la hubieran
encerrado y hubieran tirado la llave), que el secretario de Estado de Seguridad
enmiende a Junior a cuenta de las diferencias sobre las devoluciones
en caliente o que los neocom anuncien una subida del IVA del tabaco
y Hacienda lo desmienta entra dentro de lo habitual, conocida la catadura
moral, persona, profesional y ética de los involucrados.
Lo
de engendro jurídico que parió la calientacamas daría, no para una
entrada por sí sola, sino hasta para una serie. Sin embargo, como de momento
tengo material suficiente -a lo peor luego tengo que arrepentirme-, voy a
resumirlo en ésta. Junior salió en defensa de su churri (qué
feminista y progre, que a una mujer tenga que salir su hombre a
defenderla… hombre que la ha colocado en el puesto que ocupa, por otra parte) y
acusó al ministro de Justicia de ser un machista frustrado. Como reacción,
el ministerio de la balanza y la señora con la venda en los ojos filtró a la cadena amiga todos los errores de redacción de la norma en cuestión: se ve que la marquesa
de Villa Tinaja pasó por la universidad, pero que la universidad no pasó
por ella.
La
cuota socialista del Gobierno -qué triste que en un Gobierno no se esté por lo
que se vale, sino por ser parte de una cuota- salió al rescate del notario
mayor del Reino, señalando que no hay ministros machistas. La
vicesecretaria general del partido, otra que tal baila -esa que en un partido
normal sería un lastre, pero que en esta formación del lenguaje excluyente lo
que es es una Lastra (se me acaba de ocurrir según escribo)-, echó un capote
más al decir que no hay ministros machistas sino un gobierno feminista, del
primero al último (no sabemos qué pasa con la primera, la última
y las posiciones intermedias).
El
ministro de Justicia culpó a Iglesias de hablar demasiado (lo cual es
quedarse pero que bastante corto), pero intentó zanjar la polémica diciendo que
no hay reproches. Algo en lo que no parecían estar de acuerdo en la
bancada neocom, porque el defraudador en cotizaciones sociales pasó a denominarle
machote. Y mientras, el Moncloa volvían a enfadarse con la titular de
Trabajo (en el caso de los gabinetes de izquierdas, habría que cambiar el
nombre al ministerio por de Paro o de Desempleo), que para ellos va por libre.
Hay
que ver lo que me recuerda Yolando a Begoño, oye…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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