Existen
(o existían) cosas en España que parecían capaces de resistir cualquier
calamidad, y también a cualquier gobernante calamitoso. Uno (un servidor)
habría pensado que con zETAp se había alcanzado el culmen de la inepcia
sectaria. En esto, como en tantas otras cosas, quedó demostrado que cualquier situación
es susceptible de empeorar.
Porque
bajo la égida del dúo Picapiedra (nunca pediré suficientes disculpas a Hanna-Barbera
por emplear esa expresión), parece que incluso lo que semejaba indestructible puede
verse abocado a su desaparición.
Es
el caso de Informe Semanal, probablemente el decano de los informativos
españoles (lo es: va camino del medio siglo), que sobrevivió a Calviño y a Solana,
por citar los más conspicuos jerifaltes del ente. Administrado (es un
decir) por Roja María Mateo, tan pronto blanquea las manos tintas de
escarlata de un terrorista convicto y confeso que no se ha arrepentido de sus
crímenes como hace política partidista.
O
el caso de la Agencia Efe, que uno supondría paradigma (precisamente uno de mis
hermanos me preguntaba, poco antes de ponerme a escribir esta entrada, por el
significado de la palabra; me fui por las ramas diciendo que si es aquel
elemento que puede ser considerado como el que reúne las características de su
categoría, pero la Real Academia Española de la Lengua es mucho más sucinta y
despacha el tema en tres palabras, una de ellas una conjunción copulativa: ejemplo
o ejemplar) de objetividad y seriedad a la hora de informar, pero que con
los comunistas en el Gobierno de la nación hace seguidismo de sus consignas (me
refiero a la de los epígonos de Marx, Lenin y Stalin, por supuesto) y, si una ninistra
dice que jueces y policías preguntan a las mujeres maltratadas que qué han
hecho para que su pareja (heterosexual y cisgénero, por supuesto) las pegue, la
agencia estatal de noticias repite la consigna como un lorito…
…aunque
poco después tenga que desdecirse y pedir disculpas.
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