En cada época de la Historia, cuando la potencia hegemónica se resfría, el resto del mundo estornuda. Pasó con Roma, pasó con el Imperio Carolingio, pasó con España, pasó con Francia, pasó con el Reino Unido y pasó con Estados Unidos. A lo que parece, también pasará con China (la comunista, no la otra, que diría Pérez).
Sólo que, por todos los indicios,
Occidente no está dispuesto a correr el riesgo de que el Imperio del Centro
-cuando he buscado la referencia en Internet, me he encontrado con que, en
realidad, es el nombre con el que los chinos se refieren a China, por lo que he
suprimido el (antiguo) que había escrito antes de Imperio- empiece
siquiera a lagrimear, aunque para ello tengan que llegar a extremos ridículos.
Es el caso de la última variante
(de momento) del virus causante de la Covid-19, denominada ómicron. Según
Wikipedia, la Organización Mundial de la Salud omitió Nu y Xi, las siguientes
letras en el alfabeto griego, para evitar confusiones con la palabra inglesa new
y el apellido chino común Xi.
Tan común tan común tan común
que, mira tú por dónde, resulta ser el del tirano que gobierna el país, que aspira
a perpetuarse en el poder (ya sabemos que la izquierda es especialista en
saltarse las normas que ella misma impone)… y al que las malas lenguas sospechan
que no quiere molestar la organización presidida por ese etíope sinófilo.
Por ello, y por mucho más…
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