Los adalides de lo políticamente correcto -los llamados ofendiditos- muestran una hipersensibilidad tan exacerbada que ya no respetan ni a los clásicos.
Resulta que la Sociedad
Cervantina de Alcázar de San Juan quería registrar Hideputa como marca
de un vino, inspirados en y como homenaje a Cervantes y al Quijote,
novela en la que aparece el término aplicado a un caldo de calidad, de Ciudad
Real y con algunos años de ancianidad.
Pero hete aquí que la Oficina
Española de Patentes y Marcas ha denegado esta solicitud por tratarse de una
denominación contraria a la ley, al orden público o a las buenas costumbres,
añadiendo que este distintivo incorpora en su conjunto una calificación
denigratoria, que cabe considerar de atentatoria a las buenas costumbres,
incluso si está extendida en el lenguaje vulgar.
Francamente, si tenemos unos espárragos cojonudos, no veo yo por qué no podemos tener un vino Hideputa. Con buen criterio, la citada Sociedad piensa seguir utilizando la marca para ser coherentes con la obra de Miguel de Cervantes y para perpetuar su memoria.
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