Dice el viejo refrán español que antes se coge a un mentiroso que a un cojo. Si el mentiroso es, además, soberbio -la estupidez se le presupone-, no es que sea sencillo cogerlo, es que él solo se pondrá en tus manos.
Esto ocurre con todos y cada uno
de los miembros del desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de
padecer. Son mentirosos, son soberbios, son estúpidos y son malos. No importa
las mentiras que digan para encubrir su gestión criminal, los hechos o ellos
mismos pondrán de manifiesto la verdad.
¿Uno o dos casos? Cientos de
miles, con más de cien mil muertos. ¿No hay plan B? Teniendo en cuenta que el
psicópata de La Moncloa dejó a cada comunidad autónoma hacer la guerra por su cuenta,
tuvimos hasta plan Q. ¿Las variantes tendrían poca incidencia? Prevalentes en
cuestión de días. ¿La economía no se vería afectada? Precipitados en una crisis
de la que no acabamos de salir. ¿Saldremos más fuertes? Seguimos enfangados y
cada vez más débiles.
Y, sobre todo, ¿era imprevisible?
Pues Egolanda se ha descolgado reconociendo que el quince de Febrero ya sabía
que el coronavirus estaba desbocado en España, que avisó al gobierno de la
Covid en la antesala del 8-M y que se le acusó de alarmista, que
presentó una guía y que ésta fue calificada de chapuza.
Por ello, y por mucho más…
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