La izquierda actual se proclama más feminista que nadie. Esto está en contradicción, tanto con su historia -Mao acostumbraba a mantener relaciones con menores, lo mismo que Mahoma… otro punto en común de comunistas y musulmanes- como con sus hechos actuales, puesto que muchas de las mujeres que ocupan puestos de responsabilidad demuestran tal incapacidad en su desempeño que induce a pesar que han llegado donde están en virtud de una discriminación positiva -las famosas cuotas, cuando no directamente el enchufe o la alcoba-, y no de sus méritos objetivos.
El caso en España es
especialmente sangrante. La izmierda brama cada vez que una mujer muere
a manos de su pareja (masculina, por supuesto, de la violencia entre lesbianas
no se habla), pero calla miserablemente en los casos de las menores
prostituidas cuando estaban bajo la tutela de los gobiernos regionales de izquierdas de
Valencia y Baleares. Aún peor, se ha sabido que una de las menores prostituidas
tuteladas por el consejo regional de gobierno de las Islas Baleares fue obligada a abortar, y que la fiscalía ocultó al juez esta circunstancia.
Y mientras la Comisión Europea empieza a reclamar a Mónica Oltra -la ex mujer de un abusador, que ha obstaculizado todo lo posible las investigaciones sobre los delitos de su ex pareja- datos sobre el escándalo de los abusos a menores, al otro lado del mar Balear los de la mano y el capullo han ascendido al responsable de los centros de menores en la época de los casos de abusos y violaciones.
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