Los titiricejas españoles, mayoritariamente de izquierdas, se creen con derecho a opinar de lo divino y de lo humano, descalificando a quienes no son de su cuerda y saliendo impunes del paso.
Es el caso de José Antonio Nieto
Sánchez, más conocido como Pepón Nieto, que hace un mes se despachó en La
Secta contra la presidente del consejo de gobierno de la comunidad autónoma
de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, diciendo que no está bien medicada.
Como todos estos giliprogres,
valientes a carta cabal y echaos p’alante, cuando vio el revuelo que se
había montado -no tardó ni horas veinticuatro, como suele decirse-, reculó y
dijo que para nada tenía intención de ofender.
Yo soy mucho menos conocido que el señor Nieto -como de costumbre, le llamo señor por la misma razón que Groucho Marx usaba el término caballeros-, y mis palabras desde luego no tendrían la misma repercusión, pero podría ponerle a caer de un burro -que si es mal actor, que si tiene la gracia donde las avispas, que si no tiene cojones para mantener sus palabras, que si es un sectario de tomo y lomo…- y luego decir que para nada tenía intención de ofenderle o molestarle.
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