Una de las manifestaciones más palmarias de la crisis en la que se encontraba -o se encuentra todavía, como veremos- el principal partido de la oposición es que, mientras se desangraba en luchas intestinas, la dirección buscaba la aprobación del desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer, la mayor calamidad que ha padecido España desde la última vez que los comunistas pisaron alfombras oficiales (sí, exacto, desde la segunda república).
Al menos, las luchas
intestinas parecen haber desaparecido. En cambio, el mercadeo con el psicópata
de La Moncloa y sus cuates no ha cesado. La prueba es que no han roto las negociaciones para la renovación del Consejo General del Poder Judicial a pesar
de la maniobra monclovita para controlar el Tribunal Constitucional.
Y es que, como he dicho muchas veces, con esta gente no se puede ir ni a la esquina a por café. Y cuanto más piafen los de Ferraz, mejor se estará haciendo por parte de los de Génova.
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