domingo, 24 de julio de 2022

Duele cuando te tocan el bolsillo

En España, el gremio de los titiriteros -léase, la gente de la cultura, sea lo que sea eso- se suele manifestar públicamente de izquierdas. Nada de lo que hagan los partidos de izquierdas estará mal o será criticable; nada de lo que hagan los partidos de derechas estará bien o será encomiable.

Naturalmente, la afirmación anterior tiene su excepción. Cuando les tocan el bolsillo, son capaces de abjurar de sus convicciones y decir lo que de verdad piensan, siquiera momentáneamente.

Fue el caso, hace mes y medio, del anuncio del cese de la longeva serie televisiva Cuéntame cómo pasó, a la que yo, ya desde sus principios, motejé como Cuéntame qué no pasó: si en España hubiera habido tanto rojo como la serie proclamaba, el Generalísimo no hubiera aguantado tres décadas y media en el poder ni se hubiera muerto en la cama.

El principal actor de la serie, el leonés Manuel Arias, tuvo un ataque de dignidad (o cosa parecida), y declaró que el cese se debía a que la serie empezaba a contar una historia que es mala para el PSOE. Dejando aparte el hecho de que los de la mano y el capullo no tienen un solo episodio digno de respeto en toda su trayectoria, luego añadió lindezas como que en el ente público sobran nueve mil personas (¿las habrá contado una a una?) mientras se contrata a gente de fuera, o que era insoportable estar en Televisión Española o que esperaba no volver en mucho tiempo a nada público en España.

Poco le duró la dignidad -o de consideración sería el toque que le pegaron-, porque menos de veinticuatro horas después salía con las habituales excusas de que las declaraciones habían sido descontectualizadas en la conversación.

Vamos, lo de siempre. La culpa es del mensajero, que no se entera.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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