La actual profesión periodística española deja mucho que desear en cuanto a la calidad de su expresión. Y si hablamos ya de periodistas deportivos, la cosa es que produce vergüenza ajena.
Ya no es sólo que, pudiendo expresar una idea en una o dos palabras, prefieran emplear una docena, como si les pagaran a tanto el vocablo.
Tampoco es que empleen curiosas perífrasis, como denominar definir a algo tan mundano, en el ambiente del balompié, como meter u gol o, al menos, tirar entre los tres palos.
No hablamos tampoco de palo largo y palo corto, lo que podría inducir a los profanos a pensar -suponiendo, claro está, que supieran lo bastante de geometría- que la portería no tiene forma rectangular, sino de trapecio isósceles.
No, me refiero a la
falta de concordancia, de semántica y hasta de topografía que llenan la
verborrea, al parecer inacabable, de los locutores radiofónicos. Hace apenas un
mes, y en el curso de pocos minutos, se me abalanzaron, por así decirlo, tres
expresiones, a cual más dolorosa.
La primera fue primeros
caras a cara. Salvo que fuera uno contra muchos, o muchos contra uno (y ni
aún así, como veremos), la expresión correcta es cara a cara. Aunque cien
pares de ojos estén mirando a otros cien pares de ojos, seguirá siendo un cara
a cara. Nunca caras a cara, ni cara a caras, ni mucho menos caras a caras.
El segundo caso fue oír que
el futuro se ha relevado. Es bastante habitual, incluso en gente con un cierto
nivel, trabucarse con los verbos relevar, revelar y rebelar.
Pues, de los tres, el locutor fue precisamente a elegir el único que no resulta
aplicable al futuro (ni, ya puestos, al presente o al pasado) cuando se conjuga
en pasivo. El futuro puede relevar a algo -probablemente, al pasado o al
presente-, pero no ser relevado por nada ni, mucho menos, relevarse a sí mismo.
Finalmente, y referido
al baloncesto, dijeron canasta bajo los aros. Se puede meter una canasta
bajo el tablero; incluso, si se me apura, bajo el aro mismo. Pero nunca, salvo
que el jugador esté dotado de la milagrosa capacidad de la bilocación, será
capaz de meter una canasta bajo los (dos) aros. Al menos, no a la vez.
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