sábado, 30 de julio de 2022

Por fas o por nefas

Los políticos españoles, y más de los de izquierdas, parecen estar convencidos de que siempre es posible comprar voluntades, en general, y votos, en particular. Y no siempre es posible.

Un servidor, por ejemplo, es funcionario desde hace más de un cuarto de siglo. Y nada de lo que han hecho los gobiernos de uno y otro signo, a favor o en contra de mi bolsillo, ha hecho variar un ápice el sentido de mi voto: ni dejé de votar al Partido Popular cuando congelaron los salarios o subieron los impuestos, ni se me pasó por la cabeza el votar al PSOE por muchas promesas de subidas salariales que hagan, o cuando anunciaron que pretendían devolver a los funcionarios los emolumentos perdidos como consecuencia de la congelación antedicha (de hecho, me prometí a mí mismo entregar ese dinero, que nunca llegó -ya sabemos cómo son las promesas de los de la mano y el capullo-, a algún fin caritativo).

Algunos dirán que soy un sectario. Quizá lo sea. Pero prefiero pensar que lo hago porque considero que, en general, el país va peor cuando gobierna la izquierda, y mejor (o menos mal) cuando lo hace la derecha, aunque sea una tan maricomplejines como la que nos ha tocado sufrir. Pero, para sectario, el desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer, que busca aplicar sus consignas a toda costa, vengan o no a cuento y sean o no (que suelen no serlo) legalmente posibles.

Es el caso del ninistro Pequeño (se acabó lo de escribirlo con ca, mejor con cu), que ha decidido imponer el llamado adoctrinamiento de género a los policías (pero no a las policías). Así, hace mes y medio los comisarios jefes provinciales recibieron la orden de designar a los funcionarios de sexo masculino (no sólo recurren a algo tan retrógrado y hetero patriarcal como el sexo, sino que se limitan a los varones) y jefes de ámbito territorial que deberían asistir a un tal Taller de sensibilización en igualdad y sesgos inconscientes de género". El jefe territorial, por su parte, debería dar respuesta a la División de Formación y Perfeccionamiento encargada de estos cursos y charlas.

Sin embargo, esta decisión presenta el problema de que cada persona designada acudiría a una sola jornada. Es de suponer que los elegidos lo serían en función de la inconsciencia de su sesgo, y que ese sesgo revistiría una cierta gravedad. Pero, en tal, caso, resulta difícil creer que con una sola jornada se iban a des-sesgizar (o como se diga), por muy buenos que fueran los encargados del taller; y si con una jornada basta, quizá resulte que la cosa no era tan grave. Vamos, digo yo.

Por otra parte, el psicópata de La Moncloa pretende dar medio punto a las guardias civiles jóvenes para que entren más mujeres (no aclara si cisgénero, transgénero o degénero), en la Benemérita y aquí hay otro pequeño problema, cifrado en que tal idea es ilegal: la la Ley 29/2014, de 28 de noviembre, de Régimen del Personal de la Guardia Civil, lo prohíbe.

En efecto, el artículo 35 recoge los sistemas de selección para ingreso en los centros docentes de formación, y señala claramente que en los sistemas de selección no podrán existir más diferencias por razón de género que las derivadas de las distintas condiciones físicas que, en su caso, puedan considerarse en el cuadro de condiciones exigibles para el ingreso.

Vamos, que van a hacer aumentar el número de mujeres en la Guardia Civil… aunque no den la talla, o incluso aunque no quieran.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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