Suele decirse que cuando un ladrón es atrapado in fraganti, lo que lamenta no es haber robado, sino que le hayan pillado con las manos en la masa.
Algo parecido es lo que
ha ocurrido con el socialista acusado de pagar en prostíbulos con tarjetas de
crédito de la Junta de Andalucía. El sujeto no niega los hechos, sino que ha
presentado un escrito, a través de su abogado, en el que alega que ha sufrido indefensión
en el proceso que se sigue contra él en el juzgado número 6 de Sevilla,
argumentando que que se ha producido una gravísima, innecesaria y
desproporcionada injerencia en el derecho fundamental a la intimidad.
Como dirían en Casablanca, qué vergüenza, investigar a los delincuentes…
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