En teoría, la existencia de verificadores de contenido en Internet es una buena idea. Si siempre ha sido fácil difundir bulos, con los avances de la informática -recordemos la película Forrest Gump- uno ya no puede estar seguro de si lo que está viendo es verdad o mentira.
Lo malo es cuando esos verificadores barren
para un lado… y ese lado resulta ser casi siempre el mismo, el de la izquierda.
Ya Elon Musk eliminó los controles en Twitter, con el resultado de que las
hordas progres se marcharon molestas por la libertad de expresión.
Ahora ha sido Mark Zuckerberg el que ha
fulminado a los verificadores en Instagram y Facebook al grito de vamos a restaurar la libertad de expresión. Y algunos se lamentan de que
desaparezca Newtral, que de neutral no tiene nada salvo el nombre.
Habrá que confiar en lo que siempre se ha confiado: el buen criterio del lector.
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