A la hora de operar con el Ministerio Fiscal, el psicópata de la Moncloa y sus adláteres parece que sólo leyeron hasta la mitad el apartado segundo del artículo 124, es decir, lo que dice que El Ministerio Fiscal ejerce sus funciones por medio de órganos propios conforme a los principios de unidad de actuación y dependencia jerárquica.
Lo que ocurre es que el apartado no termina
ahí. De terminar ahí, el fiscal particular del desgobierno socialcomunista que
tenemos la desgracia de padecer podría actuar sin problemas, porque todos los
demás miembros del ministerio público deberían oír, ver, callar y, sobre todo,
obedecer.
Pero, como digo, el apartado sigue. Sólo son
una docena (exacta) de palabras, pero son importantes. Porque el apartado
termina con y con sujeción, en todo caso, a los de legalidad e imparcialidad.
Es decir, que si el fiscal particular del
psicópata da una orden que sea ilegal o parcial, sus dependientes jerárquicos
podrán -deberán, más bien- apartarse de la unidad de actuación y actuar
conforme al ordenamiento jurídico.
O, como han hecho, recriminarle el obedecer a
los intereses del partido de la mano y el capullo y callar después de que el
psicópata le llame su fiscal.
Que es lo que, de momento, está siendo.
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