El partido de la mano y el capullo, desde sus comienzos, ha supeditado todo a la consecución de sus intereses. Y, al modo de los mandamientos de la Ley de Dios, todos sus intereses se resumen en dos: alcanzar el poder, y detentarlo tanto tiempo como les sea posible.
Y para ello tiran de dinero público derrochándolo
a manos llenas porque, como dijo la indocta egabrense, el dinero público no
es de nadie. Que es lo que han hecho en Jaén para ocupar la alcaldía
de la capital provincial, sobornando al grupúsculo político local que, como
buen mercenario, se ha vendido al mejor postor.
Y así, con el dinero de todos los españoles,
la que fuera portacoz del desgobierno socialcomunista que tenemos la
desgracia de padecer ha decidido condonar la deuda del consistorio jienense.
Total, a ella qué más le da…
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