Mantener la boca cerrada es algo que escapa al control del Pitecanthropus pucelensis. Su (escaso) nivel evolutivo también le impide decir cosas razonables (mucho menos razonadas).
Ni siquiera tiene el buen tino de soltarlas
el día de los inocentes, para que pensemos que está de broma… aunque el sentido
del humor, como el común, es uno del que carecen los del partido de la mano y
el capullo.
En efecto, el día veintisiete del mes pasado
se descolgó diciendo que el Tribunal Supremo baila al son de Díaz Ayuso (probablemente le gustaría más que bailara al de Sánchez Pérez-Castejón9.
Es decir, que llevamos seis años largos equivocados: pensábamos que quien
mandaba en España era el psicópata de la Moncloa y, a través suyo, los
secesionistas de la barretina y los terroristas vascos. Pero no, es la
presidente de la comunidad autónoma de Madrid quien realmente lleva las riendas
del país en general, y del poder judicial en particular.
Sólo así se explica que los jueces busquen empurar a esa banda de ladrones con sede en la calle de Ferraz, mientras que desestiman vez tras vez las demandas contra la obsesión personal de Sanchinflas.
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