Mentalmente, de vez en cuando fantaseo con la idea de tener delante al psicópata de la Moncloa, en algún acto oficial, y negarle el saludo o, mejor, estrechar su mano mientras, sonriendo, le digo que me gusta la fruta.
Naturalmente, es improbable que coincida con
semejante personaje en ninguna parte. Básicamente, porque buscaría la manera de
no hacerlo o, si me viera obligado, no tendría los dídimos de comportarme de
esa manera.
Por el contrario, he coincidido varias veces con un político de derechas que fue bastante hace tiempo, y que hoy es un particular acusado de delitos que tienen que ver con el dinero… y no le he dicho nada.
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