Cuanto más se va sabiendo de la miríada de casos aislados (no prejuzguemos) que rodean al psicópata de la Moncloa en particular y al partido de la mano y el capullo en su conjunto, peor huele la cosa.
Porque si hace unos días comentaba que en
los viajes de la pareja de quien preside el desgobierno socialcomunista que tenemos
la desgracia de padecer aparecía un director general de Carreteras, hoy toca
señalar que en los listados de la Organización Mundial del Turismo -esa
organización internacional a la que Sin vocales ha cedido, gratis et amore,
el Palacio de Congresos de la Castellana (no sin antes darle unas manitas de pintura,
para dejarlo presentable) por tres cuartos de siglo- a los que acudía la
catedrática sin títulos aparecen también empresarios con concesiones denunciadas.
Que sí, que puede que sea una casualidad, o que estuvieran allí por, no sé, conocer mundo, pero… ¿a que tiene muy mala pinta?
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