Por parte de los clubes beneficiados por el régimen franquista -los de la barretina rojiazul y los de la boina blanquirroja- se suele decir que el Real Madrid era el equipo del régimen.
Nada más alejado de la realidad: si consiguió
lo que consiguió, dentro y fuera de España, fue por la acertada gestión de don
Santiago Bernabéu, que logró reunir una plantilla que ponía muy difícil a los
demás equipos hacerle frente (con éxito, se entiende).
Y si ha habido algún equipo del régimen
en el último medio siglo, ese ha sido el Farça. Se niegan a jugar un
partido, y no pasa nada. Tiran una cabeza de cochinillo al campo, y no pasa
nada. Tienen cánticos independentistas partido sí y partido también, y no pasa
nada. El desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer les
echa un capote para que puedan inscribir a unos jugadores fuera de plazo… y
pasa algo.
Eso sí, lo que pasa es que, ante las críticas de algunos clubes y de algunos partidos políticos, el presidente del Consejo Superior de Deportes sale por la tangente y critica el hecho de que el Partido Popular no haya dicho nada sobre la elección del nuevo presidente de la Federación Española de Fútbol, condenado a siete años de inhabilitación.
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