El giliprogrerío mundial suele fijarse en las cifras actuales de la economía argentina, calificarlas -atinadamente- de desastrosas y echar la culpa de todo al actual presidente del país, Javier Milei, que les pone de los nervios porque, entre otras cosas, no se muerde la lengua y les suelta las verdades a la cara.
Sin embargo, el giliprogrería mundial suele
omitir un pequeño detalle: ese que se llama contexto. Omite el hecho de
que hace un año, dos… la situación era peor. Omite el hecho de que, con
variaciones y pequeños intermedios, el populismo de izquierdas -justicialismo,
peronismo, kirchnerismo… todos el mismo buitre con distinto plumaje- ha estado
llevando a uno de los países más ricos del mundo a los abismos de la ruina
económica.
Pero los hechos son los que son. Y los hechos son que el país ha reducido la pobreza en un cincuenta y ocho por ciento, mientras que ha recortado en un veinticinco por ciento el tamaño del Estado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario