miércoles, 1 de enero de 2025

Lo justito nada más

El psicópata de la Moncloa es un individuo con pulsiones autocráticas. Qué digo, todo él es una pulsión autocrática. Sin embargo, de algún modo busca guardar las apariencias de respetar el ordenamiento jurídico, aunque sea cambiándolo de arriba abajo para acomodarlo a su único interés: el de seguir detentando el poder tanto tiempo como le sea posible.

En esto no se diferencia de todos los demás ejemplos (¿ejemplares?) del socialismo del siglo XXI. Llegan al poder por medios democráticos -un tal Adolfo Hitler ya lo hizo hace nueve décadas- para, desde ese poder, y utilizando las herramientas del mismo, ir cambiando el ordenamiento hasta que no queda más voluntad que la suya (de nuevo en esto les lleva ventaja el pintor fracasado del bigotito ridículo).

Los socialistas del siglo XX -empezando por Lenin y siguiendo por Mussolini: no me cansaré de decirlo, el fascismo (y el nacionalsocialismo) se originaron en la izquierda- no actuaban así. Tomaban el cielo por asalto, que diría el Chepas, se hacían con el poder y santas (o laicas) pascuas: los ya citados casos de Lenin o Mussolini, pero también los de Castro, el primer Ortega… y, en la derecha, los de Franco o Pinochet.

Volviendo al tema que fundamenta esta primera entrada del año: la víspera del día de los Santos Inocentes nos desayunamos con la noticia de que el desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer quiere limitar el papel de las acusaciones populares en casos como el de la pareja de Sin Vocales o, por emplear la terminología del ninistro Bolardos, poner coto a la persecución de las personas progresistas.

Porque a los conservadores se les puede perseguir sin problemas, ¿verdad, mamporrero por partida triple?

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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