Hablar de trama de corrupción en el partido de la mano y el capullo es como hablar del cambio climático: reducir a accidente, a anécdota, lo que es en realidad sustancia, permanente, inmanente, perpetuo, congénito.
Porque, prácticamente desde que fue fundado,
y desde luego desde su estreno parlamentario, la formación del yunque y el
tintero manifestó su voluntad de actuar al margen del ordenamiento jurídico si
ello le era preciso para alcanzar sus fines. Y, en su más que centenaria
historia, esa ha sido prácticamente la única afirmación que no ha sido
desmentida por los hechos.
Del saqueo del Banco de España a la huida al
exilio para vivir a cuerpo de rey (de rey republicano, pero rey y al fin y al
cabo), de los maletines de Flick a la reprivatización de Rumasa, de Filesa,
Malesa y Time Export al uso de los fondos reservados, de los EREs falsos a los
cafelitos de miemmano, todo en la formación de Ferraz 70 ha sido un
continuo robar, rapiñar y saquear.
Por eso, que haya un titular que anuncie el comienzo de la cuenta atrás para la imputación de la formación por financiación ilegal, y que el Tribunal Supremo deberá decidir si retiene la investigación, no es más que la constatación de que no hay nada nuevo bajo el sol.

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