La izquierda española, tanto la clase política como quienes les votan, practican un doble rasero: una misma conducta será criticable en los adversarios y disculpada, cuando no obviada, en los propios.
Es el caso de los fallecidos en residencias
de ancianos durante la pandemia de la COVID-19. Si escuchas a los voceros de la
izquierda, parecería que sólo murieron en la comunidad de Madrid. Esto no es
así, además de que -conviene recordarlo-, el Chepas avocó todas las
competencias sobre la materia, aunque luego -oh, sorpresa, oh maravilla- no
hiciera nada de nada (eso de trabajar es tan cansado).
Y es el caso de las mamografías en las comunidades autónomas. Como en Andalucía gobierna el Partido Popular (¡y con mayoría absoluta!), hay que echarles a los perros… aunque el sistema de cribado fuera elaborado por Petisú Montero (para una vez que ejerce su profesión, va y la caga… ¡qué inesperado!). Como en Castilla-La Mancha gobierna el partido de la mano y el capullo, han mantenido el tema por debajo del horizonte visual, hasta que el grado de escándalo ha sido tal que ha resultado imposible taparlo.
Y es que la única ley que siguen éstos es la del embudo.

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