Hace uno o dos días, a propósito de la comparecencia en la comisión de investigación del Senado del psicópata de la Moncloa, oí cómo un periodista criticaba lo siguiente: el yerno del proxeneta decía que atribuir a los demás los defectos propios (se refería a los defectos que la derecha achaca al partido de la mano y el capullo en general, y a su persona en particular) tiene un nombre determinado, no recuerdo cuál dijo… pero el nombre que usó era incorrecto.
El correcto era proyección, y es algo
muy humano. En esto, como en tantas otras cosas, los socialistas son más
humanos que nadie, del primero al último. Como el joven que acusa a otros
jóvenes en la Secta de leer poco por rechazar los impuestos.
Justamente al contrario: cualquiera que haya leído un poco conoce la curva de Laffer. Y como supongo, querido lector, que me has leído bastante, no voy a repetirme. Por una vez.

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