Cuando era presidente del gobierno, el bobo solemne se definió a sí mismo como rojo y feminista. Sus sucesores al frente del partido de la mano y el capullo, así como los demás integrantes de la coalición Frankenstein que sostiene al desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer, se ufanan de ser los más feministas de la Historia.
La realidad, sin embargo, es muy otra. Este gabinete
es el que ha excretado un engendro legal que, según ellos, protegería a las
mujeres, pero que lo que ha hecho es poner en la calle a docenas y docenas de
violadores y maltratadores, y rebajar las penas a muchos más.
Este gabinete descartó las pulseras anti maltrato
(en puridad, las que se colocan a los condenados por maltrato) y las
sustituyó por otras, compradas en una especie de todo a un euro, que
fallan más que una escopeta de feria.
Este gabinete ocultó los fallos de las
pulseras, luego las quitó importancia, después no pidió disculpas y ahora se
encuentran con que las pulseras de marras fallan de nuevo y disparan la alarma.
La social, no la de las pulseras.
Vergüenza, vergüenza, vergüenza, que diría la ministra.

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