Hay una expresión, un punto irreverente pero bastante acertada, que dice que el Señor nos mandó comportarnos con nuestro prójimo como hermanos, pero no como primos.
Y quién sabe si por buenismo, por estulticia
o por maldad, el hecho es que gran parte de Occidente se está comportando con
los invasores -porque cuando alguien viene a tu casa sin pedir permiso y con ánimo
de quedarse no está migrando, te está invadiendo- como auténticos
estúpidos.
No es sólo que se acepta como menores a
personas hechas y derechas, presuntamente muertas de hambre pero todas con un móvil
-algo que también se ve con quienes piden por la calle-, y curiosamente muchos
más varones que mujeres. Es que, además, se dan fraudes como el hecho de que en
Cataluña los menores no acompañados eran abandonados por sus padres cerca de las comisarías.
Y luego se extrañan de que Alianza Catalana esté subiendo en las encuestas.

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