En relación a la existencia de lo que se suele llamar caja B (esto es, una contabilidad paralela, no declarada, de dinero negro) en el partido de la mano y el capullo, caben dos posibilidades.
O bien son malos, es decir, delinquen a
sabiendas, y todo el partido no es más que una cuadrilla dedicada a arramblar
con todo lo que pillen para que los dirigentes se lo lleven crudo. O bien son
tontos, confían en la gente porque -como dijo aquél- una persona de izquierdas
es genéticamente incapaz de delinquir o, como dijo aquel otro, los socialistas
podrán meter la pata, pero no la zarpa.
Claro, que cuando uno lee que la Justicia desliza el riesgo de blanqueo en el PSOE, porque no comprueba el origen ilícito ni el blanqueo en procedencia, empieza a tener las cosas algo más claras.
Pero tampoco demasiado, no os vayáis a creer.

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