De las series del universo de La guerra de las galaxias, ésta es una de las más agradables, quizá por su (aparente) falta de pretensiones.
Muchos la han calificado, no sin razón, como
un Los Goonies espacial. Naturalmente, no le llega ni a la suela del
zapato a la película de Richard Donner, pero cumple con dignidad y entretiene. Los
actores infantiles no es que parezca que vayan a ser futuras estrellas -el
elefante resulta cargante-, y la trama quizá sufre de estirarse demasiado. El personaje
de Jude Law es tan ambiguo que durante gran parte de la serie no sólo engaña a
los niños, sino también al espectador.
Y, para remate, cuelan como de rondón un mensaje woke aunque, al menos, no lo hacen de un modo tan estridente como con La acólita.

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