De Pedro Sánchez Pérez-Castejón, secretario general del partido de la mano y el capullo y presidente del desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer se pueden señalar muchas cosas, y casi ninguna buena.
Es falso. Es embustero. Carece de principios. Es un psicópata. Es ambicioso. Es soberbio. Es, probablemente, corrupto. Es un traidor a España. Es un chuleta. Es vago. Es cobarde.
Eso sí, lo que no se puede negar es que no es
un hipócrita. Cuando algo le molesta o le disgusta, lo demuestra a las claras,
tensando los maseteros de un modo que parece que las quijadas le vayan a
reventar. O como cuando, en una rueda de prensa se le hace una pregunta que no
le gusta -en realidad, sólo le gusta contestar a aquellas preguntas que le
gusta que le hagan-, va y suelta a los periodistas un hala, ya tenéis el corte.
Un corte de mangas, es lo que se merece.

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