La guerra es una acción objetivamente estúpida, la constatación del fracaso de todos los demás medios para solventar una controversia.
Hay, sin embargo, guerras subjetivamente
admisibles: son, sobre todo, las de defensa. La violencia es el último recurso del incompetente, dijo Isaac Asimov (pensaba que había sido Winston Churchill,
menos mal que lo he verificado), pero si un incompetente te ataca a veces no te
queda más remedio que defenderte con violencia.
Quizá Vladimir Putin no sea un incompetente,
pero seguro que es alguien que siente bastante poco respeto por la vida humana
(la ajena, al menos). Probablemente por eso no tuvo ningún problema, hace diez
días, en ordenar un ataque con drones kamikazes que acabó destrozando una guardería.
Sólo en la mente de un psicópata los niños pueden suponer una amenaza.

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