En el desgobierno socialciomunista que tenemos la desgracia de padecer, pero especialmente en la parcela comunista, el sectarismo más rampante se ha unido a la inepcia más galopante. El resultado movería a risa, de no tener que padecer las consecuencias de sus ocurrencias.
En esta materia es
especialmente descollante la marquesa de Villa Tinaja. Una de sus obsesiones
es que los hombres pensamos siempre en lo único, y que cada vez que un
hombre comete un delito contra una mujer se debe única y exclusivamente a que
el hombre es hombre, y la mujer, mujer.
Así que, además de regar
con chorros de dinero público -que, recordemos, es de todos- a variopintas asociaciones
-todas de su cuerda, por supuesto-, propone soluciones a cual más pintoresca,
como la de instalar puntos violeta en los transportes públicos para combatir la
violencia machista.
O eso que ella llama violencia machista, al menos, que parece que siente repulsión por el color morado.
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