La izquierda española en general, y el desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer en particular, consideran que llevarles la contraria es crispar la situación, y opinar de modo distinto es sembrar el odio.
Tomemos el caso de la última
guerra civil española. Según a quién preguntes, las mayores barbaridades se
cometieron en uno u otro lado. Yo tengo una idea propia y diáfana, pero vamos a
dejarlo en que, en un conflicto armado, se cometen barbaridades en ambos
bandos.
Lo que no es de recibo es
que, a la hora de hacer la crónica de aquellos hechos, se considere que todos
los de un lado fueron malísimos, y todos los del otro buenísimos. O que sólo
sean víctimas los muertos de un lado y sus familiares, pero no los del
otro. O que, en fin, se afirme que llamar Juan de la Cierva al aeropuerto de Murcia ataca la convivencia pacífica de los españoles.
Semejante sectarismo sí que subleva, y sí que ataca la convivencia pacífica de los españoles.
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